Para comprender los efectos del entrenamiento de Mindfulness, primero debemos saber cómo funciona nuestra mente. La mejor forma es conocer las posibilidades que tenemos, un verdadero capital mental.
Capital mental
El capital mental son todos los recursos cognitivos y emocionales de una persona. Incluye sus propias habilidades cognitivas flexibles y eficientes para el aprendizaje. Incluye la «inteligencia emocional», vista como habilidades sociales y la resiliencia como respuesta al estrés y la ansiedad. Nada mal, ¿verdad? Ahora veamos qué trampas nos puede crear la mente.
Inmediatamente conoceremos el famoso triángulo de atención. Uno de los aspectos más relevantes del funcionamiento de nuestra mente es el triángulo de atención formado por pensamientos, sensaciones y emociones. Siempre que los pensamientos conquistan el espacio de la conciencia, la mente se mueve hacia el pasado (rumiación) o hacia el futuro (imaginación) perdiendo la conexión con el presente. Y aquí tenemos una primera trampa que nos ayudará a comprender los beneficios de la formación en consciencia.

La trampa mental
La mente no puede estar en el presente, mientras que las sensaciones y las emociones siempre operan en el presente. La deambulación mental es una experiencia muy común y diaria en la que la atención se separa del entorno externo y de los estímulos sensoriales externos, para dejar espacio para concentrarse en el flujo de pensamientos. Solo en los últimos años la deambulación mental se ha convertido en objeto de estudios científicos.
Es muy fácil en este punto ver cómo nuestra mente en su vagar entre el pasado y el futuro afecta directamente a las sensaciones que provocan emociones en nuestro presente que, si no estamos atentos, nos lleva a confundir pensamientos con realidad.

Fundamentos científicos de la meditación
En los últimos años, la neurociencia está mostrando claramente cómo el cerebro es un órgano altamente plástico, que cambia, para bien o para mal, en función de las actividades que realiza y de los estímulos a los que está sometido. Esta capacidad transformadora, demostrada experimentalmente a través de sofisticadas pruebas de neuroimagen, afecta todos los aspectos del bienestar. Dos en particular son:
Neuroplasticidad cerebral
La capacidad del cerebro para reorganizarse creando nuevos circuitos en respuesta a cambios en el entorno, pensamientos y actividades.
Neurogénesis
La capacidad del cerebro para expresar el nacimiento de nuevas neuronas y nuevas conexiones a cualquier edad.
Los neurocientíficos han validado el descubrimiento de que el cerebro es plástico durante toda la vida y no solo en los primeros meses, como se afirmó erróneamente anteriormente.
Es a través de esta plasticidad cerebral que el entrenamiento de Mindfulness provoca cambios sustanciales.
El entrenamiento modifica el sistema nervioso
La práctica regular de la consciencia produce cambios a nivel del Sistema Nervioso Autónomo. El sistema simpático, desde un punto de vista psicológico, nos prepara para la acción. El funcionamiento del sistema nervioso simpático está asociado con la psicopercepción de un estímulo emocional no neutral. Mediante la práctica de la meditación, el sistema se ralentiza y su actividad disminuye, al igual que la secreción de norepinefrina y adrenalina (aumentan la frecuencia cardíaca y el tono vascular, produciendo un aumento de la presión arterial). En cambio, la función principal del sistema nervioso parasimpático es provocar o mantener un estado de descanso o relajación del cuerpo después de un esfuerzo o realizar funciones importantes, actúa sobre el nivel de estrés del cuerpo, reduciéndolo.
Con la práctica del mindfulness aumenta la actividad del sistema parasimpático, produciendo un aumento en la liberación de serotonina y endorfinas del hipotálamo.
Con las técnicas de atención plena, se promueven las habilidades de una persona para comprender y aceptar su experiencia emocional, para controlar y gestionar las respuestas.
Principales beneficios del Mindfulness
- Consciencia de las propias emociones, reacciones psicofísicas, ansiedad y manejo del estrés.
- Aumente su capacidad de atención en el presente.
- Control de tendencia a la distracción.
- Mayor consciencia en comportamientos automáticos.
- Efecto sobre el sistema inmunológico.
- Mayor empatía y mejora de las relaciones.
- Reduce el cortisol (hormona del estrés) y la presión arterial.
- Reduce la reflexión sobre el pasado y la ansiedad por el futuro.
Vivir aquí y ahora
Jon Kabat-Zinn, generalmente considerado el «padre» de la consciencia en Occidente, define el Mindfulness:
«La consciencia sin juzgar que se despliega momento a momento, que se cultiva prestando atención de una manera específica: en el momento presente y de la forma menos reactiva y sentenciosa posible, y con la máxima apertura del corazón»
Vivir desde esta actitud y trabajar con toda la riqueza y complejidad de nuestras vivencias tal como son.
En realidad, solo tenemos momentos para vivir. A pesar de todos nuestros planes y proyectos para el futuro, todos nuestros recuerdos del pasado y todos nuestros sueños para el futuro, este momento es el único lugar en el que podemos estar.
Sin embargo, todos tenemos este asombroso y complicado cerebro humano, capaz de mucho más que la «simple» consciencia del momento presente. Este cerebro puede planificar, anticipar, recordar, procesar historias y escenarios, desarrollar guiones y modelos a seguir que residen bajo nuestra consciencia diaria y, a menudo, nos causan más problemas imaginarios en una hora de los que realmente tenemos en nuestras vidas. Si les dejamos hacerlo. Y aquí está la clave de la conciencia:
tomar consciencia cuando no estamos realmente en el momento presente y volver a él repetidamente
La realidad se da en el momento, cada momento nos trae algo diferente a lo anterior, cada momento es único. El Mindfulness es muy interesante para prevenir la ansiedad, el estrés y la depresión porque ayuda a enfocar la mente en el momento presente.
La consciencia es como el amplio cielo, donde las nubes aparecen y desaparecen de todas las formas posibles (nuestras experiencias). Pero el cielo no son las nubes y no lo afectan, de la misma forma que nuestras experiencias (picor, olfato, pensamiento o emoción) pueden aparecer en el espacio de la consciencia sin afectar la práctica de la consciencia. Se trata de cultivar una relación sana con nuestra experiencia, una relación caracterizada por la presencia y la aceptación.
Preste atención a cómo nos relacionamos con nuestra experiencia de momento a momento y no a los objetos de esa consciencia. Toda experiencia nace con la voluntad de observar en su totalidad, sin involucrarse, enredarse o identificarse de ninguna manera con ella. Sin evaluar los sentimientos, pensamientos o emociones como inherentemente buenos o malos; en cambio, observa su presencia y déjalos estar allí porque ya están presentes, sin juicio y con la mayor apertura de corazón.
Lo opuesto a la consciencia es el piloto automático.La mayor parte del tiempo nuestra mente está en el pasado o en el futuro, no en el presente, de modo que en un momento dado solo podemos ser conscientes de una parte de lo que realmente está sucediendo en el presente.
De modo que podemos encontrar que la mayor parte de nuestro tiempo se pasa en «piloto automático».
La consciencia es igual a despertar
Nuestra forma de estar en la vida es como ese «piloto automático», como si no fuéramos conscientes de lo que realmente nos está pasando, como si estuviéramos durmiendo, no hay nadie observando, solo el animal «racional» reaccionando.
A través de la práctica del Mindfulness se desarrolla la capacidad de estar presente con una ecuanimidad inalterable ante cualquier experiencia o estímulo, ya sea agradable o desagradable, de origen interno o externo, por lo que la mente deja de responder con deseo o aversión, acercándose o alejándose, permaneciendo inmóvil, alerta y sereno.